En 49 estados es sólo baloncesto…

Tras los Playoffs del año pasado, se podía augurar una buena campaña para los Pacers este año. Sin embargo, el comienzo de los de Indianápolis está siendo mucho más impresionante de lo esperado. Mientras equipos como Brooklyn, Nueva York, o Memphis aún se esfuerzan por dar regularidad a su juego para estar en las posiciones que te lleven a las eliminatorias de mayo, el equipo de Larry Bird bate sin piedad un rival tras otro. Ya son 9 equipos seguidos y la racha no tiene pinta de parar. Las cosas se han hecho bien en Indiana y los resultados se están viendo año tras año.

De hecho el proyecto que ahora ve sus frutos no es más que la parte visible de un iceberg construido desde hace mucho tiempo por sus directivos. Para formar la plantilla que tienen ahora, el equipo de operaciones liderado por Larry Bird desde 2003, ha trabajado duro para conseguir grandes jugadores desde traspasos y buenas selecciones en el draft. La elección de Danny Granger en el Draft de 2005, y la salida Ron Artest marcaron el comienzo de un intenso proceso de renovación del equipo de Indianápolis. Los primeros pasos de este proceso de renovación dieron malos resultados y por culpa de las lesiones de jugadores importantes como  Jermaine O´Neal, el mal rendimiento de incorporaciones prometedoras como Marquis Daniels, y traspasos no muy satisfactorios, como el trade por Al Harrington (su traspaso incluyó indirectamente la marcha de Peja Stojakovic), el equipo no acabó de cuajar buenas actuaciones. Sin embargo, en este periodo, Danny Granger desde 2005; y desde 2008, Roy HIbbert crecieron mucho como jugadores y se erigieron como los pilares del equipo.

Muchos equipos se rehacen gracias a la obtención de uno de los cinco o seis primeros picks en el draft que los cambian de un día para otro. Sin embargo Indiana ha tenido que rehacerse con tan sólo tres lottery picks desde 2003 y el mejor de ellos en décima posición. Cabe destacar además las posiciones de elección de sus dos grandes estrellas del momento: Paul George y Roy Hibbert. El primero fue elegido en el Draft de 2010 en décima posición y, en 2008 Roy Hibbert llegó desde la decimoséptima selección mediante un traspaso con Toronto que dejaría fuera del roster a Jermaine O’Neal y Nathan Jawai. Todas estas triquiñuelas extradeportivas llevaron a la creación de un equipo que en el curso baloncestístico 2011-2012 se consolidó quedando  tercero en la conferencia Este y poniéndole las cosas serias a los Heat de Lebron en las eliminatorias de ese año, de la mano de Granger, George y Hibbert. En esa temporada, la NBA premió el trabajo en los despachos dando a Larry Bird el trofeo a ejecutivo del año y convirtiéndolo en el único personaje del mundo NBA que ha sido el mejor en la cancha, en los banquillos y en los despachos. Una leyenda.

Ahora, y tras un año de madurez deportiva, el proyecto se presenta serio y muy competitivo. El año pasado se sobrepusieron a la falta de uno de sus pilares (Granger) y descubrimos la capacidad de George y Hibbert en su máximo esplendor. En especial Paul George se ha convertido en una auténtica estrella, un jugadorazo de esos que apetece ver. Un hombre que ha pasado de ser humillado por su hermana de pequeño a demostrar un nivel de MVP en estos primeros compases de temporada. El joven jugador nacido en Palmade (California) es un jugador total. Anota, rebotea, asiste, y sobre todo hace mejor a su equipo desde el trabajo defensivo tan intenso que mantiene. Sin duda uno de los mejores jugadores de la actual NBA.

Junto a él, el pívot de origen Jamaicano Roy Hibbert se ha erigido como el muro de la NBA y con sus casi cinco tapones por encuentro y su nivel de intimidación, es la pieza clave de la defensa interior de los Pacers. Este verano hemos visto a Hibbert entrenarse con Duncan y ganar músculo. Esto también ha hecho que sea bastante más selectivo en sus movimientos ofensivos, y mucho más eficaz en ataque, mejorando en casi dos puntos su porcentaje en tiros de campo respecto a la temporada pasada.

Estos dos jugadores son los pilares actuales de una plantilla que  se basa en la defensa, el físico y el esfuerzo colectivo. Junto a ellos, Lance Stephenson, David West y George Hill forman el quinteto titular de estos Pacers. En especial Stephenson ha crecido muchísimo ya desde la temporada pasada y ha hecho olvidar que en su posición jugaba un tal Danny Granger. Él representa mejor que nadie el baloncesto realizado por la franquicia de Indiana con su estilo atrevido y “todoterreno”. De hecho uno de los problemas que podrían plantearse al futuro de la plantilla será el regreso de Danny Granger y su rol en un equipo que ya esta tan consolidado. Nos toca ver ahora si se adaptará al nuevo ritmo y si aceptará un rol menos importante que el que tuvo hasta la temporada 2011-2012. Aquí entra el papel de uno de los responsables directos del éxito de Indiana, Frank Vogel. El entrenador de los de Indianápolis tiene en su mano suministrar los minutos y ajustar las rotaciones cuando Granger reaparezca, y conseguir además, que el resultado sea tan satisfactorio como hasta ahora.

Todo esto ha hecho de los Pacers de Indiana un claro candidato al título. Un equipo que te gana porque simplemente tú no anotas nada. Sus rivales promedian 83 puntos por noche y tienen un porcentaje de tan sólo un 36%. Los jugadores que tienen son grandes, pesados y atléticos; y si consigues sortearlos, todavía has de superar al muro jamaicano que te espera bajo el aro. El equipo además tiene a cinco jugadores por encima de los diez puntos por partido y otros tres por encima de cinco, lo que muestra que su variedad ofensiva es también impresionante.

En definitiva, los Pacers se han hecho mayores en la cancha, han conseguido ensamblar las piezas que hace años no encajaban, y han formado una plantilla aspirante a todo. Sin embargo, quizá les falte ese gen ganador de los Lebron, Duncan y compañía. Veremos si en junio, Granger, Hibbert y el resto de sus compañeros nos siguen sorprendiendo.

Y recuerden, en 49 estados es sólo baloncesto, pero esto es Indiana.